LA EDUCACIÓN FÍSICA EN EDUCACIÓN INFANTIl

El Diseño Curricular Base, asume la idea de globalidad del desarrollo, y considera que dicho desarrollo se produce a lo largo de diversos periodos madurativos, a través de los cuales el niño o niña va conquistando competencias motrices, cognitivas, afectivas, sociales y lingüísticas (De Andrés y García, 2009).
Así, son muchos los expertos, tales como Wallon y Piaget, que han justificado la concepción de una educación vivenciada, unitaria, global, que proporcione el paso de la vivencia motriz a lo abstracto (Lapierre y Aucouturier, 1977). En este sentido, la Educación Física Infantil, siguiendo este principio globalizador, debe integrarse en los ámbitos de experiencia que constituyen las áreas de trabajo de este nivel educativo como un instrumento siempre a mano, de tal forma que el trabajo de la estimulación motriz y consecuentemente el desarrollo del esquema corporal no estará desvinculado del conocimiento y comprensión del medio que rodea al niño o niña (García y Berruezo, 2007).
 Por lo tanto, desde la Educación Física Infantil, podemos desarrollar a través de una educación vivenciada algunos de los objetivos planteados en las diferentes áreas del Diseño Curricular Base como los relacionados con los aspectos sociales y afectivos, tener una imagen ajustada y positiva de si mismo, descubrir las posibilidades motrices, sensitivas y expresivas del propio cuerpo, darse cuenta de los propios sentimientos, emociones y necesidades, comunicarlos a los demás y darse cuenta y respetar los sentimientos, emociones y necesidades de los otros, y la utilización de diversas formas de representación (Viscarro y Camps, 1997).
En esta línea, Pastor (2004) expone que en el ámbito de la Educación Física, la intervención psicomotriz debería enfocarse al menos hacía tres contenidos fundamentales, estos son:
1.     Conocimiento topológico de las partes que constituyen el cuerpo, de sus dimensiones, de los segmentos corporales y de sus posibilidades funcionales. Lo que se conoce como esquema corporal.
2.     Conocimiento conductual y de la disponibilidad ubicando su actuación en el medio dentro de los parámetros espacio-temporales. Lo que en ocasiones se denomina como autoconcepto.

3.    Valoración, aceptación y vivenciación de sí mismo, casi siempre con un valor subjetivo. En este conocimiento se incluirá lo que en ocasiones se conoce como autoestima.


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